El concepto de huella de carbono de todo propone un futuro en el que cualquier bien, servicio o empresa pueda informar con precisión sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esta visión, impulsada por la OCDE, busca transformar la manera en que consumidores, gobiernos e inversionistas toman decisiones, generando mercados más transparentes y fomentando la descarbonización de la economía.
¿Por qué importa?
Hoy las emisiones se reportan de forma fragmentada: las empresas informan sus emisiones directas (Alcance 1), las asociadas a la energía adquirida (Alcance 2) y, de manera creciente, las de toda su cadena de valor (Alcance 3). Sin embargo, las metodologías son dispares y la calidad de los datos varía. Contar con información confiable y comparable sobre la huella de carbono de todo permitiría:
- Guiar a los consumidores hacia opciones bajas en carbono con etiquetas confiables.
- Ayudar a los gobiernos a diseñar políticas de reducción de emisiones, impuestos o subsidios alineados al impacto real.
- Dar a los inversionistas datos sólidos para financiar proyectos en línea con los objetivos de carbono neutral.
Los bloques necesarios
Para llegar a este nivel de transparencia se requieren varios componentes:
- Estándares de reporte comunes (GHG Protocol, ISO 14067, CSRD de la UE).
- Datos primarios de las empresas, más precisos que los promedios sectoriales.
- Bases de datos secundarias robustas para cubrir vacíos.
- Interoperabilidad tecnológica que permita el intercambio de información en cadenas de suministro complejas.
- Verificación independiente para garantizar confiabilidad y evitar greenwashing.
Oportunidades y desafíos
El costo de recopilar datos detallados es alto, pero marginal frente a los 9,2 billones de dólares anuales en inversión de capital necesarios para la transición neto cero. Incluso pequeñas mejoras en la precisión de los datos justifican esta inversión. Ejemplos como BASF, que calcula la huella de carbono de 45.000 productos, muestran que ya es posible avanzar hacia este estándar.
El reto mayor está en las pymes y países en desarrollo, donde faltan capacidades técnicas y financiamiento para implementar sistemas de medición. Iniciativas de colaboración público-privada, como los programas nacionales de Irlanda y Nueva Zelanda en agricultura, muestran que la asistencia técnica puede democratizar el acceso a herramientas de reporte.
Una herramienta de competitividad
La huella de carbono de todo no es solo una meta climática: es un nuevo lenguaje de competitividad global. Sectores como el acero, el cemento, la energía y la agroindustria ya sienten la presión de compradores e inversionistas que exigen métricas precisas y verificables. Quien logre anticiparse podrá acceder a financiamiento verde, reducir riesgos regulatorios y posicionarse mejor en mercados internacionales.
Conclusión
Medir la huella de carbono de todo no es un ejercicio académico: es la base para orientar billones en inversiones, rediseñar políticas públicas y abrir mercados sostenibles. La transición hacia este modelo ya comenzó. La pregunta no es si llegará, sino qué tan rápido las empresas y gobiernos estaran preparados para operar en él.
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📖 Referencia: OECD (2025), The Carbon Footprint of Everything, OECD Net Zero+ Policy Papers No. 6, OECD Publishing, París. Disponible en: https://oe.cd/net-zero